Una trayectoria kahuna: mis viajes por el Lomilomi


 

El masaje Hawaiano  comenzó a enseñarse a los no nativos en Hawaii en 1972.  Kumus (maestros) de esta época que propiciaron la apertura como  Abraham Kauai aún enseñan, el tiene dos cursos en Alemania cada año.  En Europa hay buenos cursos según el nivel y la inversión que se quiera hacer. En España hay  buenos cursos también y  algunos no tan buenos.  Sólo hay que saber encontrar a las personas que van a introducirnos en estas técnicas para que de verdad conozcan su esencia y nos transmitan todo lo que hay en ellas. El Lomilomi tiene una peculiaridad genialmente planteada, mientras lo practicas estás desarrollando tu forma física, tu sensibilidad a la vida emocional y a la fuerza espiritual, tu capacidad de amar, de sanar y además, si eres profesional y  es tu  trabajo, es un manera maravillosa de ganarse la vida. Pero no me gusta plantearlo al revés, como que el Lomilomi está de moda, da dinero y hay que venderlo.  Las personas que eligen un terapeuta de masaje Hawaiano quieren encontrar los tesoros que guarda el Lomilomi no sólo una apariencia folklórica ni una técnica desprovista de su sustancia.

Tengo un recuerdo maravillo de la primera vez que recibí un Lomilomi, me quedé prendada, el aroma del masaje se quedó impreso en mí durante días; cada vez que decía mi nombre o reía exudaba el fuerte olor a vainilla con el que había sido masajeada días atrás, aún despúes de ducharme, bañarme en el mar y ser objetivamente imposible que ese aroma viniera de mi interior.

Entonces estaba en Ibiza realizando prácticas de la escuela de Shiatsu durante el verano.  El día que terminé las prácticas  fui a buscar una cala para empezar a trabajar con mis masajes. Al llegar a Sa Caleta el color rojo de la arcilla me recordó a las tierras aborígenes de Australia que había conocido con 12 años y quise quedarme. Fue una decisión apresurada pues  en esta playa había un lugar de masaje muy bueno en la Isla, el jardín de masaje Hawaiano de Sa Caleta de Calum MacLeod, a quien fui a decirle que yo también quería poner mi puesto de masaje en el otro extremo de la playa…se sorprendió, defendió su lugar , me habló de su jardín que llevaba allí 9 años y estaba muy bien planteado y diplomáticamente me sugirió  que buscara un lugar diferente con mis compañeros de shiatsu para empezar a dar masajes, también me ofreció ser  cliente suya y recibir masajes Lomilomi cuántas veces quisiera para conocer el masaje Hawaiano y beneficiarme de sus efectos. De inmediato pedí una cita de media hora de masaje hawaiano para la espalda , recuerdo que algunos de mis bloqueos respiratorios surgieron para liberarse y que fue un momento sin tiempo, terapéutico, profundo, corpóreo, envolvente… además sucedió ‘el prende de la vainilla’ y en los próximos días no sólo respiraba bien sino que  olía a Vainilla cuándo conectaba con mi esencia.

 Todo esto sucedió en Agosto de 1999. En Octubre ya en Madrid un amigo me trajo información de un curso de sanación por el sonido y me recomendó ir.  Resultó ser una maestra  de origen danés, que entonces vivía en Hawaii y practicaba y enseñaba técnicas de sanación a través del sonido y de la voz. Cuándo ella habló de Hawaii y la filosofía Huna, de los Kumus (maestros ) y del Aloha( como estado de conciencia anclado en el amor)recordé la vainilla y me pusé en pie cómo por resorte para decir ¡yo quiero viajar a Hawaii a conocer todo aquello!. En febrero estaba en Maui con estudiantes de todo el mundo, italianos, alemanes, americanos…todos conociendo y reconociendo nuestra capacidad terapéutica en el entorno de la sabiduriá nativa de Hawaii. Fueron  momentos de una fuerza preciosa los que me enlazaron  a la cultura Huna, a su gente y a su forma de Vida.

Cuándo ya de vuelta en Ibiza le conté a Calum de este viaje entre risas y aromas me dijo que ahora sí podía trabajar en Sa Caleta con él , en el jardín de masaje  hawaiano, que lo moveríamos a un nuevo emplazamiento más luminoso, más familiar y  lo remodelaríamos juntos.

Despúes de tres años nuestro acuerdo se cerró y  encontré un nuevo y maravilloso entorno de trabajo en Guayrapá , Tarragona, cuyos  dueños confiaron en mí dándome  un lugar para trabajar y un pequeño préstamo para llegar a estudiar a Nueva York con Maka’ala Yates, mi siguiente maestro de Lomilomi.   Y seguí dando masajes… hasta que pude llegar a un curso suyo en Hawaii. Al Estudiar con Maka’ala  en Maui  en un curso estructurado, con un método de enseñanza  más occidentalizado  pero un  contenido puramente Hawaiano, me sentí como en casa, comprendí lo que yo podía dar en mis masajes y cómo el Lomilomi es una vía de desarrollo de la energía personal, de la capacidad de empatizar y de abrir el corazón para entregar la belleza, la risa y la bondad que acompañan la sanación.

He conocido y estudiado con un par de maestras mujeres, de Australia Dawn Charlton  y de Israel Amira Segal que enseña en Holanda, maravillosas ambas y con estilos diferentes que reflejan la variedad en el masaje Hawaiano  según la Isla del archipiélago de la provenga, su  línea de enseñanza o linaje…y la similitud pues hay siempre un toque único que caracteriza el Lomilomi en todo el mundo.

Ahora me siento colmada, ya no sé si he elegido yo a mis maestros o me han elegido ellos a mí,  han sido los mejores,  me han guiado muy bien por las sendas de la profesión  y espero igualmente estar transmitiendo el amor y  respeto que siento por el Lomilomi al practicarlo y al enseñarlo.
Bárbara Ansoáin García. Artículo publicado en Universo Holístico en Septiembre del 2013.

 

 

Las tres llaves hawaianas de la salud: Lomilomi - Ho'oponopono - Las leyes de los deseos.



 
Son tres llaves maestras para ayudarnos a abrir nuestras  cerraduras,  conocer el cuerpo y la mente en su lenguaje natural.

El lomilomi es la llave física, el ho’oponopono la llave de la mente y las leyes de los deseos llaves para entrar en el mundo espiritual.

Cada una de estas técnicas está basada en la filosofía  Huna de Hawaii, en su Aloha: ‘el aliento amoroso de la vida que crea unidad’ y por ello que están inmersas de un inconmensurable amor  que nos protege y cuida cuando estamos buscando respuestas, maneras de evolucionar y transformarnos; además de mostrarnos  muchas veces  las caras de la verdad que aún no hemos querido mirar y hacerlo de manera paradójica para  sonrojarnos  y reconocernos.

Es en el Lomilomi donde de forma ritual amasamos el cuerpo, masajeamos  centímetro a centímetro y capa a capa para escuchar y liberar las tensiones, soltar las rigideces y recibir un bálsamo de conciencia corporal y de entendimiento.   El cuerpo es un mapa.. se puede leer en él y si observamos con atención durante el masaje podemos deshilar los caminos por los que creamos dolor y abrirnos paso hacia el placer de comprometernos con nuestra salud  en cada una de las intuiciones que el cuerpo nos sugiere. El Lomilomi es el lugar y el momento idóneo para aprender a dialogar con la sabiduría del cuerpo, pactar, llorar, reir, desnudarse … rejuvenecer.

El Ho’oponopono  quiere  traer paz a la mente, serenar el dialogo del análisis y proporcionar técnicas para desenredar los nudos que el pensamiento divagativo  produce en nosotros y en nuestras relaciones interpersonales. Son técnicas para llegar a tocar el amor que llamamos divino: el más entregrado, integro, desinteresado y magnámino que podamos emanar. Es muy sano emanar amor exquisito, todo el cuerpo sana cuándo soltamos todas las justificaciones para no querer a alguien.  Es una llave maravillosa pues contraresta  del castigo y la culpa, permitiendo un espacio emocional  limpio para ubicar las relaciones personales. El ho’oponopono es  una  manera sencilla de volcar todo nuestro amor, perdón y agradecimiento en las personas que nos importan. Es una herramienta basada en la responsabilidad y  caracterizada por la generosidad, para sanar de dentro afuera..sanar aquello que está desequilibrado en mi  para sanar el entorno.

Las leyes de los deseos se transmiten de generación en generación, son parte de la cultura hawaiana, nos dicen que puesto que los seres humanos  estamos deseando siempre, es importante saber desear bien. Desear es un proceso habitual que constituye una expresión de esperanza y  aspiraciones. Formular un deseo  nos llena de satifacción espiritual por si mismo, este es el secreto de un buen deseo según los antiguos kahunas .  Desea con sencillez, sin egoísmo y en sincronía con las demás personas. Desear no es intentar atraer algún favor del cosmos es más bien describir nuestros anhelos para que el cosmos los conozca.  Ésta es  una característica esencial para desear bien ..no estar esperando que se cumpla el deseo, formularlo sin apego, sin expectativas o exigencias. Es la fórmula para generar energía libre con la que crear , tanto si se cumple el deseo cómo si no,  deseamos para darnos a conocer, para expresarnos, para vincularnos de manera sana, un deseo es un regalo en sí mismo.

Claro que los deseos pueden ser constructivos o destructivos…por eso los sabios Huna se dedican también a guiar la energía de deseo de las personas, para que aprendamos a conducir  bien su naturaleza.  Una guía que sirve para aprender a desear  de un modo bondadoso, prudente y reflexivo, en armonía con la ‘aina (tierra), la ‘ohana (familia) y ke akua (Dios o poder supremo). Esta Guía es una canoa que nos ayuda a navegar entre las expectativas de ganancia del mundo civilizado y la conciencia espiritual y terrenal del mundo nativo. Aquí están los principios básicos de las leyes del deseo:

Desea con sensibilidad, si tu deseo favorece a alguien para perjudicar a alguien más, considera muy bien lo que estás deseando  y las consecuencias de tu deseo. Los kahunas dicen que si deseas a alguien algo que no merece,  el deseo retorna  a ti.

Desea con paciencia, formula tu deseo hasta encontrar la versión más acertada del mismo.

Desea con el corazón…si el deseo proviene de la cabeza no va a ser energía libre, estará por doquier condicionado y además querrás atraer y poseer el resultado de tu deseo. Puede ser toxico desear así. Desear con el corazón es muy bello, pruébalo!

Desea por amor y con delicadeza, no desees por miedo o para evitar un miedo.

Los hawaianos dicen además que casi todos los deseos verdadero no se piensan ni se dicen con palabras, cuando se oyen en el aliento y en la voz del corazón entonces vibran en todo el universo al mismo tiempo.

Un deseo bien formulado consta de 5 elementos:

Serenidad y agradecimiento. 

Sentido, una mezcla de fe y optimismo con respecto a  la vida.

Empatía y personas con quien compartirlo.

Propósito de contribuir y compromiso.

Placer y satisfacción desde el mismo momento de formularlo.

Se ha demostrado que actos altruistas como formular deseos para los demás tienen resultados muy buenos para la salud, mejoran el equilibrio psico-físico que aumenta la inmunidad, ayuda a proteger el sistema cardiovascular y activan el ADN.  Los  deseos son más sanos si se hacen sin esperar nada a cambio, ni agradecimiento, ni éxito ni recompensa. Tan sólo la acción de desear el bien a otra persona es en si mismo satisfactorio.

Un buen deseo a tiempo  ayuda a disminuir la agresividad,  cuándo alguien te enfada tan sólo te relajas y le deseas que pueda hacer bien las cosas, que todo le salga bien, que llegues bien a casa…los buenos deseos son pacificadores!

Desear una vida plena, un trabajo interesante, un amor verdadero, una vida llena de placer, encontrar sentido a nuestra existencia… son deseos  que podemos formular cotidianamente como puentes que elevan nuestra energía y nos predisponen a subirnos al tren de la experiencia adecuada. Los deseos no atraen ni garantizan resultados pero nos preparan anímicamente para elegir bien una vez que la vida en su inmensidad nos presenta la oportunidad de alcanzar nuestros anhelos.

 

Puentes entre culturas: Ho'oponopono y Masaje Hawaiano Lomilomi.



 

Desde mi primer viaje a HAWAII no ha pasado mucho tiempo, pero mi vida sí ha cambiado mucho.

En el año 2000 estudiaba psicología, shiatsu y percusión clásica en Madrid cuando me llegaron  noticias de un curso de sanación a través del sonido, vi entonces una  buena ocasión para hacer un ‘puente en el aire’ entre estas ocupaciones y unir la experiencia sonora y la terapéutica. El puente me llevó a Hawaii y allí pude conocer de cerca el sistema Huna de sanación a través del sonido y la luz. Cómo explicarlo….

Los hawaianos cantan y cuentan historias, es el sonido  de su medicina, en la que  las mayores tecnologías son  la conciencia humana, la empatía, la memoria y la habilidad de comunicación.  La antigua Historia Sagrada de Hawaii, el Kumulipo es un canto de 2000 versos conocido y cantado por los kahunas.  No fue  escrito hasta 1897 cuando la reina Liliuokalanai lo transcribió y tradujo del hawaiano al inglés.  Hasta entonces la sabiduría del kumulipo fue transmitida oralmente, es  la historia de la creación, desde la creación de la noche y el día en la tierra (pueden estar relacionados con los periodos de 26000 años que los mayas denominan  la noche y el día galácticos) que dan lugar a la vida en el agua: bacterias,  corales… la evolución de la vida en el océano hasta la aparición de la vida terrestre se narran de lo más simple a lo más complejo. La sabiduría en Hawaii, muy conectada a la naturaleza ya comprende y relata esta evolución,  mucho antes de que Charles Darwin escribiese el origen de las especies.  En los festivales estacionales y en acontecimientos importantes  el kumulipo era cantado por los Kahunas, los guardianes de los secretos . También las madres y los padres  les cantan a sus hijos: ‘éramos así pequeños:  una partícula y luego célula y después  estrella de mar… y ahora  somos la misma esencia de la vida evolucionando en la forma cada vez más exquisita’.

Del kumulipo y la filosofía Huna vienen  El Ho’oponopono y las leyes de los Deseos ( de ellas se conoce mucho la versión de ‘el secreto’). ‘Ho’o’ en hawaiano significa acción y ‘pono’ significa equilibrio, bondad.  Ho’opono es toda acción que restablece el equilibrio y la bondad en la persona.  El ho’oponopono  también se realiza cantando canciones y relatando historias, que nos permiten  acercarnos  a los orígenes  biológicos y al sentimiento maravilloso de pertenencia  a  la familia, linaje, cultura, historia, al ‘’Aloha  ‘aina = amor a la Tierra’’ … en cuyo seno se alimenta  la responsabilidad personal y crece el deseo de estar equilibrados, estar presentes, ser pacíficos y amorosos pues es la mejor manera de existir, de  actualizar el vehículo de  la vida que somos y vivir con salud.

En la medicina Hawaiana la sanación sucede a la velocidad del sonido y de la luz, no porque nosotros lo provoquemos, manipulemos o hechicemos…, simplemente porque no lo negamos. Cada momento hay infinitas dimensiones de la vida solapándose y si abandonamos todos los miedos el amor restante construye los puentes oportunos para cuidar la integridad y la salud. Nuestro pensamiento edifica todas las posibilidades de extremos placer –dolor  e intenta reproducir sólo las más productivas y menos costosas de las opciones vitales. Pero hay un lugar de claridad donde todos estos edificios no significan nada…desde aquí  la vida se construye en bases de (amor+perdón+respeto = felicidad)x (tiempo+ calidad+ calidez= valor).

 

 El Lomilomi, el masaje Hawaiano, es una  aplicación práctica de los conceptos Huna, de las leyes del deseo, el ho’oponopono y  la medicina vibracional. La primera que estudié Lomilomi en Maui, el profesor Maka’ala  dedicó  los primeros días del curso a explicarnos la responsabilidad que implica vivir de acuerdo al  ho’oponopono:  nos responsabilizamos  por todas la emociones y pensamientos que hemos  emitido en la vida y por los recibidos de las anteriores generaciones, hasta reconocerlos y pulirlos .  Hay emociones potencialmente destructivas encerradas y/o escondidas en cada contractura o lesión del cuerpo, cada vez que nos cerramos asustados y nos quedamos duros  repitiendo un buque emocional, hay una memoria encerrada que necesita ser reconocida y liberada, muchas veces es  fácil  encontrar estos bloqueos a través del mapa que es el cuerpo, entendiendo  el lenguaje corporal y cuidando el momento en  que liberamos el sufrimiento, cuando nos permitimos mirar el dolor y ver también el bálsamo que llevamos,  encontrar la perla que surge tras la mota de polvo.

Sanar el cuerpo físico al encontrar un pensamiento erróneo y contrastarlo con la posibilidad de un enfoque más bondadoso, justo o íntegro; es la manera de la medicina antigua de Hawaii. Abrazar el cuerpo con masajes, despertar los sentidos,  es un  entorno sublime y el más económico mirando por el metabolismo del cuerpo que se ahorra mucho tiempo de medicación  y gana mucho entendimiento.

Al sanar, cuándo más autobservación desarrollamos, más bondad necesitamos para perdonarnos a nosotros mismos por nuestra ignorancia, entonces comenzamos a saber quiénes no somos y también  comenzamos a percibir quienes somos , vamos desnudándonos de nuestras incoherencias, identificaciones… y vamos destilando bondad en todo el proceso…es un proceso egocéntrico inicial que nos permite generar la bondad necesaria para relacionarnos con los demás de  manera armoniosa y gentil; es el proceso de autoreconocimiento, bondad y salud..versus el de negación medicación miedo y culpa.

Esta es una bonita plegaria de Ho’oponopono que aprendí de Nancy  Kahaleway, trata del perdón, la manera  más eficaz de sanar,  debido a su sencillez:

E Hui Kala mai: estando juntos mi perdón florece.

E Hui Kala Eku :  estando juntos tu perdón florece.

E hui Kala Kako: estando juntos nuestro perdón florece.

Kehahi I  Kehahi: en todos y cada uno.

Perdonar se parece  a observar minuciosamente y permitirnos cambiar el resentimiento por nuestra percepción de  justicia y bondad  aplicables a la situación. Para perdonar hay que reflexionar, abrir mucho las alas de nuestra mente para llegar al corazón.